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Ubicada sobre una pequeña elevación natural, el espacio funerario estuvo formado por 40 construcciones tumulares de entre uno y tres escalones, adosados unos a otros, y 106 cremaciones en hoyo. Todo el conjunto presenta superposiciones estratigráficas de casi dos metros de espesor. Las excavaciones realizadas han documentado hasta tres fases y distintas subfases, que abarcan una cronología entre el último cuarto del siglo VI a.C., y los primeros decenios del siglo IV a.C.
La fase II, a lo largo del siglo V a.C. ha resultado de gran interés para el conocimiento de los íberos en general. La documentación de dos banquetes funerarios a la manera griega, dos silicernia, han permitido conocer ritos de comensalidad en torno a las celebraciones con vino, además de aportar dos conjuntos de vasos griegos excepcionales en las tumbas 20 y 25, donde una vez realizadas las celebraciones las vajillas fueron rotas y enterradas. Por la gran cantidad de vasos destaca la tumba nº 20, depositada ya en los límites con la cuarta centuria, por la presencia de cántaros de Saint-Valentín.
El monumento de la tumba nº 18 fue levantado hacia el año 490 a.C. Estaba coronada por una escultura monumental de 165 metros de altura. Denominada como Caballero nº 1, un hombre a caballo muestra el reflejo de la Grecia arcaica en su rostro, en la sonrisa, los ojos y el peinado con largos tirabuzones. Está vestido con un faldellín corto, anchas hombreras, camisa con escote en V, y ancho cinturón como corresponde a su posición social. Sujeta las bridas de un caballo cuya cabeza es extraordinaria en los detalles anatómicos, mientras que el cuerpo del animal, cubierto con una manta, tiene una labra menos detallista.
Una segunda escultura con jinete, el Caballero nº 2, se sitúo también sobre una estructura tumular. Fechado en el año 420 a.C., es de labra más simple, menos detallista en su anatomía y proporciones. El jinete, con un faldellín plisado, ha perdido torso y cabeza.
De la necrópolis procede igualmente la escultura de un león, armas, importaciones griegas y etruscas, y tumbas simples con o sin ajuares.
Historia:
El yacimiento fue descubierto en 1982/3 cuando Blánquez Pérez excavaba en la necrópolis del Camino de la Cruz, en la periferia del núcleo urbano de Hoya Gonzalo. La necrópolis de los Villares, al sureste de la población, ha resultado ser la necrópolis monumental, ambas estarían relacionadas con un núcleo de población ibérico sobre el que se desconoce su posible ubicación. Los materiales arqueológicos se encuentran en el Museo de Albacete.
Recomendamos:
No existen estructuras visibles. En Hoya Gonzalo, en el vial de entrada, existe una reproducción del Caballero n° 2 de la necrópolis.
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Imágenes:
Planos:
Documentos:
Para saber más:
- Ayuntamiento de Hoya-Gonzalo
- Patrimonio Histórico CLM
- Red Digital de Colecciones de Museos de España
Bibliografía básica:
- Blánquez Pérez J. J., "Los enterramientos de estructura tumular en el mundo ibérico". Congreso de Peninsular de Historia Antigua, Santiago de Compostela, vol. II, 1988, 5-38.
- Blánquez Pérez J. J., La formación del mundo ibérico en el Sureste de la Meseta (Estudio arqueológico de las necrópolis ibéricas en la provincia de Albacete). Instituto de Estudios Albacetenses, Serie I, Ensayos Históricos y Científicos n°. 53, Albacete, 1990.
- Blánquez Pérez J. J.,"El factor griego en la formación de las culturas prerromanas de la submeseta sur". Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid 17, 1990, 9-24.
- Blánquez Pérez J. J "Las necrópolis ibéricas en el sureste de la Meseta". Congreso Nacional de Arqueología ibérica: Las Necrópolis. Serie VARIA 1, Madrid, 1992, 235-278.
- Blánquez Pérez J. “El mundo funerario ibérico y el problema de la escultura ibérica: la necrópolis de Los Villares”, Arqueología en Albacete, Madrid, 1993, 111-128.
- Blánquez Pérez J.J., El Mundo Ibérico: Una nueva imagen en los albores del año 2000. Catálogo de la exposición. Toledo 1995.
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